
Biogás que salva vidas
Hospitales en Uganda mejoran su atención sanitaria con energía renovable
En las zonas de conflicto y desplazamiento forzado, donde las necesidades humanitarias son enormes y los recursos escasos, asegurar servicios básicos como la atención sanitaria resulta un desafío mayúsculo. El suministro eléctrico, fundamental para conservar vacunas, alimentar equipos médicos y garantizar partos seguros, suele ser inestable o inexistente en muchos de estos lugares.
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Frente a esta realidad, una iniciativa pionera en Uganda está demostrando que los gases renovables pueden marcar la diferencia entre la precariedad y la esperanza. Se trata de un proyecto impulsado por Sustainable Energy for All (SEforALL) y socios locales, que instala sistemas de biogás en centros de salud ubicados en comunidades de refugiados y poblaciones de acogida.
Energía limpia en entornos vulnerables
Uganda alberga a más de 1,5 millones de refugiados, la mayoría procedentes de Sudán del Sur y la República Democrática del Congo. En estos territorios, los centros de salud enfrentan múltiples retos: cortes frecuentes de electricidad, dependencia de combustibles fósiles caros e inseguros y dificultades logísticas para mantener operativos los servicios esenciales.
La instalación de biodigestores alimentados con residuos orgánicos locales ha cambiado este panorama. Gracias a estos sistemas:
- Los hospitales y clínicas disponen de electricidad continua para refrigerar vacunas y medicinas sensibles.
- Se garantiza la esterilización de instrumental médico, crucial en operaciones y partos.
- Se reduce la dependencia de generadores diésel, costosos y contaminantes.
- El personal sanitario puede trabajar en mejores condiciones, especialmente en emergencias nocturnas.
En palabras de una enfermera del distrito de Yumbe, citada por SEforALL: “Ahora podemos almacenar las vacunas sin temor a que se estropeen. Los niños están más protegidos y las madres se sienten seguras durante el parto”.
Un impacto social tangible
El beneficio de esta innovación va más allá de lo puramente técnico. Tiene un impacto social directo en la vida de miles de personas vulnerables:
- Niños y madres reciben atención médica más segura.
- Comunidades enteras confían en un servicio sanitario más estable.
- Se crean oportunidades locales de empleo y capacitación para jóvenes que aprenden a mantener y gestionar los sistemas de biogás.
- Se fomenta la resiliencia comunitaria, al demostrar que los residuos orgánicos pueden transformarse en energía limpia y útil.
Además, el uso de biogás contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, alineándose con los compromisos internacionales de descarbonización y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 3 (Salud y Bienestar), el ODS 7 (Energía Asequible y No Contaminante) y el ODS 13 (Acción por el Clima).
Biogás: una tecnología con rostro humano
El caso de Uganda evidencia cómo el biogás no es solo una solución energética, sino una herramienta para la justicia social. Allí donde las comunidades más lo necesitan, este recurso permite salvar vidas, fortalecer sistemas de salud y ofrecer esperanza en un contexto de vulnerabilidad extrema.
Proyectos como este deberían servir de modelo para otras regiones del mundo que enfrentan crisis humanitarias, mostrando que la innovación en energía renovable puede y debe ir acompañada de un impacto humano real y transformador.
📌 Fuente: SEforALL